LA LUNA INGREÓ A GÉMINIS

La Luna en este signo nos pone movedizos, charlatanes y comunicativos. Su modo de hallar calma y seguridad de subirse el auto, los patines o cualquier cosa que tenga ruedas o se desplace, -incluso si es la palabra de una boca a la ora-, para aventurarse a salir por el jardín y  ver que hay más allá de las paredes que ya conocemos de memoria. El contacto con los demás la divierte tanto, que puede quedarse horas pasando de un tema a otro, de un lugar a otro, de una conversación a la otra, sin perder su eje que se encuentra en el intelecto y en general en la esfera mental. Todo puede resultarnos interesante y estimulante y no habrá detalle que desperdiciemos, a no ser por algún que otro encuentro con Neptuno,  encargado de enturbiar, humedecer y empmañar un tanto la información que puede acentuar las dobles intenciones o lecturas que ambos Signos poseen.
Dos días para leer, charlar con la vecina, escribir, jugar o ser secretaria propia o ajena, quedar pegad@s al teléfono y mantenernos más bien en la superficie de algunas cuestiones que la próxima Luna nos hará tomar en cuenta.
Excelente para ver ambos lados de una cuestión pero un poco peleagudo para esos monólogos internos en los que siempre una hermana, -mayor o menor-, se lleva la parte oscura de nuestra personalidad. 

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