EL INGRESO DE VENUS AL SIGNO DE GÉMINIS

El ingreso de Venus al signo de Géminis, pone el acento en el acercamiento a través de la palabra,  o de cualquier función que implique al área  mental. Para la astrología, el elemento Aire, -que rige a los gemelos, a Libra y Acuario-, se caracteriza por ser el motor que comunica a todos los seres. El aire traslada las ondas sonoras, infla los pulmones, nos permite emitir sonidos, mensajes, palabras y todo tipo de asociaciones mentales. Nos anima a utilizar la oratoria como forma de zanjar conflictos y acercar a las partes, y es gracias a este elemento que se forman lazos de afinidad. No obstante, por ser Géminis la primera manifestación de esta función,  tiene como base fundamental a todo aquello que podamos conectar a través de la razón y es por ello que lo fundamentalmente buscado, es la coherencia, o incluso los contrastes que permiten acordar o diferenciar. El intento de hallar armonía en cuestiones relativas al pensamiento y las ideas, llevará a Venus a buscar sinónimos y no antónimos y es por ello que será proclive a calificar a las personas, de acuerdo a lo que piensan, poniendo en juego su siempre inquieta curiosidad. Al tener en el lado opuesto al Signo de Sagitario, será muy común verla discutir acerca de lo relativo de algunas filosofías, aunque no será muy hábil para conjugar cuadros totales, ni dar demasiado valor a la búsqueda de sentido u orientación definida. Su objeto se sitúa más en aquello que le suene hermoso, sin necesidad de buscar "pensamientos brújula". Tendrá un montón de inquietud, un montón de curiosidad, y ningún apasionamiento que la lleve a una búsqueda total de sentido, viéndose ello reflejado también en sus relaciones, que tanto como su curiosidad, se moverá alegre de una a otra flor quedando encantada con la variedad de perfumes.  Su visión algo superficial de las personas, la hará proclive a empalmar detalles bonitos que quizá no sean suficientes para conformar un cuadro homogéneo en una relación, tendiendo a dejar de lado la función de la emoción y el sentimiento, acentuando el peso del intelecto y a la comunión de ideas. Aún así, y a pesar de sus fluctuaciones y sus cambios de opinión, Afrodita es siempre Afrodita y será muy ameno conversar con ella, dar un paseo, recorrer el barrio, charlar con las vecinas, compartir una novela, intercambiar libros, o escribir acerca del amor. Sus palabras sonarán frescas, adolescentes, y siempre como nuevas, y te llevará a recorrer caminos conocidos, con la simpleza de quien recién comienza a conocer el mundo tomado de la mano de otro. 

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