Venus y Mercurio siguen en orbe de conjunción en el signo de Cáncer, y tiñen al amor y a las palabras con ese sesgo maternal con el que protegen y cuidan a todo aquel con quien hablan. No es un simple acto de adulación, sino algo que emana de la sensibilidad de quien resuena con el elemento agua; y puede a través de sus ondas, hacer que un mensaje atraviese la sensibilidad de quien dice, de quien escucha y de quien recibe.
Con este aspecto, una palabra puede transformarse en bella perla para el alma. Sólo hay que estar dispuestos a escuchar ese lugar muchas veces insondable y secreto, que en nuesro interior cobija recuerdos de una ayer, que nos motiva hoy, y que esperamos conservar mañana.
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