LUNA NUEVA EN LEO

Cualquiera de nosotros tiene a Leo en algún lugar de su mapa natal, y es por ello que la casa en la que caiga esta Luna Nueva; tenderá a ser un ámbito en donde podamos enfocar y concentrar una cantidad enorme de energía para dar nacimiento a algo que señale un punto necesario para el desarrollo de nuestra creatividad, del dominio de sí, de elaborar un centro y una base sólida de la personalidad, y donde fortalecer la individualidad por sobre el resto de nuestras características sociales y universales. El signo de Leo representa la fase en que nos desprendemos del dominio del mundo inconsciente, y obtenemos la capacidad  de poder integrar en nuestro esquema de cosas, la noción de ser seres "únicos", con una misión y una identidad definida y separada del resto. Si faltase el signo de Leo, no tendríamos noción del esquema de continuidad que teje el entramado de la vida a la que llamamos propia;  y menos aún de ser los protagonistas de esa aventura que nos convoca a buscar en cada salida del Sol, los significados que dan sentido y constituyen un centro alrededor del cual gira nuestra existencia.  Es por ello que este punto marcado por el encuentro del Sol con la Luna, señala el inicio de un momento en el que la semilla de la autoconsciencia, se siembra en algún ámbito de nuestras vidas. En ese sector de la Carta Natal en el que este punto de luz se posa en la consciencia y desplaza la inconsciencia; se hallará el ámbito de experiencia por medio del cual podremos crecer y centrarnos en nuesro propósito contribuyendo a enfocar las energías tendientes a desarrollar con más fuerza y vigor las cualidades que nos hacen sentir importantes. No obstante, como se encuentra Júpiter en conjunción a esta fase lunar, es posible que exageremos al tomar iniciativas haciendo gala de un orgullo desmedido, desplazando inconscientemente a otros, los impulsos agresivos de Marte que en tensión con estas energías se manifiestan en Escorpio, el Signo de las crisis.
Leo aporta solidez, y luciendo las cualidades de un rey, crea una sensación de ser el centro del universo, motivo por el cual nos parecerá que todo enojo que bloquee nuestra expresión, es producto de la envidia de quienes no pueden resaltar tal como lo hacemos nosotros. Por otra parte, puede que seamos nosotros quienes nos sintamos irascibles gracias a personas o figuras que se consideran exageradamente protagónicas, viendo al mundo desde las alturas de un ego insufrible, desconsiderado y aplastante al punto de herir de muerte a quien consideramos como personas "enroscadas", difíciles y llenas de intenciones secretas, maldades o de negras intenciones.  Los hijos, las personas a las que queremos, el padre o los temas que toquen de cerca a lo creativo o al fruto de nuestra creatividad, pueden se desencadenantes de luchas profundas.
Si atraemos ataques no podemos declararnos ajenos a ellos, puesto que quizá estemos siendo demasiado tiranizantes y egoístas como  para no despertar la cólera de otros sectores de nuestra personalidad o incluso de proyectarlas en quienes no están dispuestos a soportar nuestro alardeo. Como siempre, cuando un globo se infla demasiado, existirá el impulso a querer pincharlo por parte de quienes consideran que nos estamos excediendo en nuestras apreciaciones.
Por otra parte, si esta energía puede tomar de nuestro mapa energético lo mejor de nosotros, un nacimiento, un hijo, una nueva obra comienza con la fuerza y el ímpetu de lo que sabemos que lleva nuestro sello real y personal. 

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