LA LUNA Y SATURNO: DE NIÑOS A ADULTOS

La Luna en Cáncer tiene que encontrarse con la cara áspera, seca y arrugada de Saturno. A las emociones se les pone un freno a tiempo y se aprende a no ir más allá de ciertos límites para evitar lastimarse. Proteger sí, sobreproteger, no. Contener sí, asfixiar no. Nutrirse sí, sobralimentarse no. Pedir sí, demandar no. En estos intercambios energéticos reconocemos la necesidad de no salirnos de la raya y de aceptar el ser adultos responsables por lo que sentimos. Un día para saber que el amor incluye también las crisis y la necesidad de reconocer que los bloqueos yacen en el fondo de la psique.
Alguien le pondrá freno a sus aspiraciones de seguridad. Una piedra en el camino que no queda otra que llevar.
Al mal tiempo, se lo acepta.

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