En el tiempo en que Saturno y Marte se encontraron en Escorpio hace unos meses atrás, el mundo miraba por t.v. como caían literalmente rodando las cabezas de algunos periodistas de EEUU que cortaban terroristas vestidos de negro con total frialdad y crueldad, como toda la que se necesita para expoliar, matar de hambre y fabricar guerras con armas o virus para propio beneficio o por cuestiones de poder y dominio. Pasaron meses y se vuelven a encontrar estos dos planetas que repiten un llamamiento al modo en que estamos siendo cruelmente indiferentes, acostumbrándonos a vivir a mayor o menor escala la muerte (Saturno) por la violencia (Marte). A su vez, como si esto fuera poco, estos dos arquetipos, el saturnino y el marciano, están regidos actualmente, -dipuestos se dice en Astrología-, por la cuadratura Urano /Plutón, cuya temeridad ayuda a que esta violencia se expanda a nivel global (Urano) y de un modo subterráneo e invisible (Plutón), estallando de formas inesperadas (Urano) y en las que no hay marcha atrás una vez desatadas (Plutón). No importa si alguien muere a punta de pistola en un robo urbano o es degollado en un desierto; el significado es el mismo y se trata de domesticar a fuerza de represión algo que de otro modo no se domestica salvo que nuestra cultura estuviera organizada de un modo tal como para implementar mecanismos diferentes, -como por ej. la sublimación-, o la toma de consciencia que permita elegir trabajar, disciplinar o darle lugar a un impulso que se ha desterrado al tártaro y cuya fuerza no es para despreciar. Marte es una energía que implica no solo matar, sino levantarnos cada mañana para conseguir lo que queremos. El problema es que millones de personas nos levantamos cada día a conseguir lo que podemos, y cuando se frustra la energía marciana, no le quepan dudas, señor@ lector@, que algún día aparecerá una ira capaz de querer salir a pegarle a cualquiera con tal de descargarse en algún lugar. No le suena esto a lo que hoy se dice y repite con la remanida frase "estamos violentos"?. Por algo será que en nuestro país, ha causado furor una película que muestra en la pantalla grande cuan capaces somos de desplegar un artilugio incendiario cuando ya nos llegó a la coronilla, -un lugar ariano-, eso de tener que tragarnos las prohibiciones y guardarnos la respuesta agresiva con tal de no violar la ley.
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