Con el ingreso de Marte al Signo de Piscis, se forma la cuadratura con Saturno, ambos dispositores actuales de Plutón y Urano, -como si fuese poco-. Desde Sagitario, el reto es poner un freno moral a aquello que parece irrefrenable, y los argumentos filosóficos o religiosos escritos en piedra, no alcanzan para poder construir una pared doctrinaria que frene una violencia proveniente del inconsciente de la humanidad. Los complejos emocionales disparan agresión desde Piscis hacia lugares insólitos y muchas veces a traición o desde el anonimato, y a mayor constricción al deber, más culpa se genera, más agresión se manifiesta. Es un aspecto que plantea la dinámica del Super-Yo: a mayor respeto por la autoridad, mayor bronca se incuba en el inconsciente, más insatisfacción se produce con la consiguiente anulación personal y mayor es el potencial de terminar siendo sádico o masoquista.
Es un tiempo para no creer que es fácil detectar el motivo o la causa de la bronca, la ira, la cólera, la frustración sexual, la acción dirigida y la falta de iniciativa.
Chocar contra las creencias de otros es un modo de manifestación del contacto y no hay que perder de visa que ambos planetas rigen la explosiva mezcla de Urano y Plutón: rebelarnos a lo que está oculto, al dominio del poderoso, enterrar ideales y quebrar psíquicamente a otros puede ser un veneno que se desparrame de modo invisible sobre una gran capa de la humanidad.
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