JÚPITER DIRECTO EN EL SIGNO DE LEO
Júpiter, el Benéfico Mayor, estuvo 4 meses retrógrado. Todo lo que a fin de año era promesa de buenaventura, gracia, favor, suerte, opulencia y motivo para el engrandecimiento personal y laureles, se detuvo como manera de plantearnos que quizá esa energía se había utilizado en exceso, promoviendo una especie de "sindrome del hijo pródigo" al cual hay que enfocar de un modo más consciente. Para ello, Zeus retrograda y detiene al menos en apariencia, los acontecimientos que estaban provocando este estado de cosas. Cuando una persona se cree personalmente "bendecida", tiene que proceder a buscar qué cuestiones ejercen influencia a favor o en contra de verse a sí mismo u observar en los demás, claros rasgos de vanagloria. En el momento en que utilizamos la vibración jupiterina de un modo anómalo, llegan a hacerse evidentes la omnipotencia y el engrandecimiento propio o ajeno, derivando la conducta en actitudes pedantes, fanfarronas o narcisistas, promoviendo la misma carga pero en sentido contrario por parte de todos aquellos que están dispuestos a pinchar el globo de excesiva "grandeza".
Desde la perspectiva del ego, es una grave injusticia no recibir el trato de "Su majestad, el ombligo del mundo", pero quien pueda ver la otra cara de la moneda, hallará unas cuantas buenas razones para basar su juicio en algo mucho más valioso y puro que la fanfarronería, expandiendo la lente con que mira la vida y se mira a sí mismo. Crecer en amor propio no es malo siempre y cuando ese crecimiento no sea del tamaño de algo que haga sombra o que explote. Un corazón "grande" puede ser generoso, pero si es demasiado grande, puede traer problemas en la salud. Grande es una cosa, dilatado es otra y todos sabemos que para conservar la salud, no hay que "deformar" ni el órgano del corazón, ni exagerar nuestro ego, ni agigantar nuestro sentimiento de ser individuos aparte so pena de quedar solos en una nube de grandeza.
Con Júpiter directo, recobramos la posibilidad de ser personas más abiertas, generosas y justas, retomando con una mayor y mejor perspectiva aquellas cosas que pueden hacernos sentir en alguna esfera de nuestra vida como seres creativos, importantes y dueños de su destino.
Desde la perspectiva del ego, es una grave injusticia no recibir el trato de "Su majestad, el ombligo del mundo", pero quien pueda ver la otra cara de la moneda, hallará unas cuantas buenas razones para basar su juicio en algo mucho más valioso y puro que la fanfarronería, expandiendo la lente con que mira la vida y se mira a sí mismo. Crecer en amor propio no es malo siempre y cuando ese crecimiento no sea del tamaño de algo que haga sombra o que explote. Un corazón "grande" puede ser generoso, pero si es demasiado grande, puede traer problemas en la salud. Grande es una cosa, dilatado es otra y todos sabemos que para conservar la salud, no hay que "deformar" ni el órgano del corazón, ni exagerar nuestro ego, ni agigantar nuestro sentimiento de ser individuos aparte so pena de quedar solos en una nube de grandeza.
Con Júpiter directo, recobramos la posibilidad de ser personas más abiertas, generosas y justas, retomando con una mayor y mejor perspectiva aquellas cosas que pueden hacernos sentir en alguna esfera de nuestra vida como seres creativos, importantes y dueños de su destino.
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