LA LUNA Y UN TRÍO PLANETARIO QUE SIGUE DANDO QUE CALLAR
La Luna acentúa por estas horas (por suerte pocas), una tensión que anida entre la necesidad de sentirnos cobijados, -cosa que no será fácil lograr-, sobre todo cuando no sentimos que se nos escucha (Mercurio retrógrado) ni se nos quiere (Saturno). El extremo de sensibilidad, subjetividad e inmersión en el mundo de lo inconsciente, hace que interpretemos la vida desde una perspectiva de "víctima" o de "salvador", perdiendo de vista que que también nosotros escuchamos lo que podemos, comprendemos lo que queremos y expresamos lo que menos nos compromete poniendo una barrera que hace imposible o al menos muy difícil el intercambio. Un sentimiento exacerbado de abandono puede aguar nuestro ánimo por unas horas en las que será difícil llegar a "buen puerto" con los demás.
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