La Luna acaba de encontrarse con Saturno y es posible que algo nos deje la cara preocupada o triste. Sentimos un dolor en la espalda o en los huesos, vemos el día gris, se escucha muy alto el sonido del silencio o muy fuerte las balas de una guerra que aunque distante de nuestra casa, mata niños y se lleva vidas.Sea como fuere, incorporamos el sentimiento de finitud, ya sea porque nuestras hormonas (Luna), están experimentando una transformación, porque las rodillas se hicieron eco del reuma o la artrosis, o porque un alma abandonó el mundo.No hay nada que detenga la energía de Escorpio, y ésta nos cala los huesos aunque no nos demos cuenta o aunque no nos parezca importante la guerra de Gaza. Enterrada bajo la negación, los efectos estarán ahí los querramos ver o achacar a algún misterio. Como esto no es astrología rosa donde todo se puede pintar con un final feliz, es momento para reconocer que nada es eterno en el plano material, y solo después de eso, es factible estar más conscientes de que el cambio y el desgaste son necesarios porque si no fuera así, la mariposa tampoco rompería un capullo que de eternizarse, sería su ataúd.
Momento para duelos, de cosas que se mueven como serpientes en el alma, de pensamientos sombríos, pero también para transformar rencor en infinito entendimiento.
