EL DURO APRENDIZAJE DE SATURNO.
Júpiter, Neptuno y Saturno se encuentran en lucha entre sí: mientras una parte de nosotros sueña con soluciones mágicas, otra reza y una más se planta en la cruda realidad. Entre la esperanza, la magia y lo ineludible, nos debatimos ante problemas que necesitan solución. Por ello, en lugar de darnos cuenta de que estos impulsos viven dentro nuestro y discuten entre sí buscando prevalecer por sobre los demás, adoptamos el que nos resulta más cómodo, llegándonos desde afuera el "pesimista", si es que nos inclinamos más a la salida mágica o a pensar que "por algo sucede lo que sucede", se nos acerca el optimista inquebrantable, si es que estamos cargados de una negatividad derrotista y resignada, o nos grita la solución el gurú que promete hacer magia y rescatarnos si es que nosomos capaces de sostener un equilibrio entre realidad y esperanza.
Cuidado: necesitamos de la esperanza, necesitamos encontrar un sentido, necesitamos ser realistas, necesitamos creer en algo superior pero no es necesario que todos esos ingredientes se den de patadas para dejarnos siempre sometidos al yugo de una situación que termina por aprisionarnos.
Saturno, como planeta dominante en la configuración, nos pide que aprendamos por el camino más duro: no irse a los extremos y soltar aquello a lo que ya no podemos aferrarnos porque ya no tiene vida o debe transformarse en otra cosa o transmutarse para cambiar nuestro actual estado de estancamiento.
No hay soluciones mágicas cruzando el mar, no hay suerte sin previa crisis, no hay en este momento dios que no cobre peaje para mostrarte la suerte de estar vivo ni hay renacimiento sin morir primero a lo que ya es cáscara.
Cuidado: necesitamos de la esperanza, necesitamos encontrar un sentido, necesitamos ser realistas, necesitamos creer en algo superior pero no es necesario que todos esos ingredientes se den de patadas para dejarnos siempre sometidos al yugo de una situación que termina por aprisionarnos.
Saturno, como planeta dominante en la configuración, nos pide que aprendamos por el camino más duro: no irse a los extremos y soltar aquello a lo que ya no podemos aferrarnos porque ya no tiene vida o debe transformarse en otra cosa o transmutarse para cambiar nuestro actual estado de estancamiento.
No hay soluciones mágicas cruzando el mar, no hay suerte sin previa crisis, no hay en este momento dios que no cobre peaje para mostrarte la suerte de estar vivo ni hay renacimiento sin morir primero a lo que ya es cáscara.
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