LA LUNA LLENA EN GÉMINIS

Con el Sol de la vereda opuesta a la Luna y Saturno muy cerca de él, la alegría se achica, la espontaneidad se limita, la fe en grandes aventuras se opaca y lo que en otros momentos nos hubiese hecho latir el corazón por la buena nueva, se nos convierte en una barrera de plomo para la esperanza. Enfrentando al Sol que pone serio aún queriendo conservar su foco aunque sea del tamaño de una "llamita", la ágil, locuaz y movediza Luna en Géminis, recibe un reto: dejá de hablar por hablar y termina con esa costumbre de ser un loro que repite el copete de las noticias o desea explicar por qué nos pasa lo que nos pasa. La Luna geminiana con tal de evacuar su pena, habla hasta por los codos y repitem lo que e dijo la vecina doña cármen o lo último que leyó en el manual de autoayuda que se compró ayer para calmar sus sube y bajas emocionales.
De este modo, el plenilunio se viene con gusto amargo, con pensamientos tristes y con una especie de búsqueda de sentido en medio de un paisaje de problemas. De un lado estarán los filósofos y del otro los que quieren calmar con la razón y la lógica que se trata de repetir el mantra que sacaron de una página de facebook para que todo vuelva a funcionar bien.  Obviamente nadie dará en la tecla, porque de lo que se trata es de desmitificar y quitar valor absoluto a toda teoría, creencia o explicación.
Se nos desafía a no dejar afuera un trozo de la realidad a la que excluimos tan solo para poder seguir creyendo que tenemos la verdad o la razón. Hoy ambas se pelean y será un momento de grandes dificultades para cualquier acuerdo entre las emociones y la voluntad.

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