COMENZÓ EL CUARTO MENGUANTE

Con el ingreso de la Luna al Signo de Virgo se nos presenta una dicotomía entre lo que tenemos que poner en foco y lo que nos apoya para que podamos hacerlo. En este caso, el centro (Sol), está puesto en el desarrollo de nuestra mente superior, aquellas teorías que nos sirven para explicarnos la vida o por qué nos sucedió tal o cual cosa. El mundo, bajo el brillo del centauro, se interesa por todo lo que es lejano, amplio, desconocido y con olor a aventura, pero la Luna virginiana no es de las más arriesgadas para pasar los límites del barrio o la ciudad sin llevar un GPS, la mochila con las gotas del homeópata, las flores de bach y el centímetro para medir paso por paso. En síntesis, imagínense a la parte más yang y voluntariosa queriendo subirse a un avión para descubrir nuevas tierras, y detrás, el costado yin que va deteniéndose con la brújula en la mano para verificar si la cuadra por la que camina, la va a llevar efectivamente hasta el aeropuerto. Si lo imaginó como algo que entorpece, retarda y nos pone los pelos de punta, imaginó bien, pues esto es lo que puede tratar en el trato con los otros. No obstante, podría ser que estemos tan enfervorizados por ir de campamento a un lugar ignoto, que olvidemos los pasajes, la ropa adecuada (allá puede ser invierno), y los pasajes! y para eso sí, estará ella con su billete bien acomodado. Es un momento en el que, para dar grandes pasos, hace falta fijarnos bien si las baldosas están flojas, y en caso de que Sol y Luna, él y ella, Ud. y el otro se pongan de acuerdo, túrnense para hacer lo que ambos quieren: la novedad en las grandes y en las pequeñas cosas.

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