LUNA LLENA EN SAGITARIO
La Luna en Sagitario puede ser encantadora: siempre tan llena de fe, siempre tan pum para arriba, siempre con el sentido de las cosas a flor de piel pero siempre tan a flor de piel todo lo bueno que jamás se detiene a ver cuando la realidad es cruda y punto.
Con la Luna llena estas cualidades se iluminan, se desbordan y llegan al paroxismo, ese lugar en el que hay que detenerse si uno no quiere dar un paso demasiado grande que sobrepase las posibilidades por un exceso de fe en el futuro.
Para esta Luna, la gran dificultad es esa parte de la vida en donde las cosas son como son a lo Saturno: limitantes, jodidas, ásperas, carentes de sonrisa, a cara de traste, de hueso flaco y humor seco. Ante ese panorama, la doncella blanca en el Signo del Arquero dice: "y bueno, ya se le pasará!. Y proponiendo mirar la estrella que está allá arriba de la montañaaaaa!"... cambia de tema y se hace la distraída.
Será ese extremo de negación lo que puede dictar el NO VA MÁS y la culminación de una conversación, de un diálogo, comunicado o pensamiento que pide iluminarse a través de razones y no de creencias. Ya no es posible seguir adelante basados únicamente en el "hay que tener confianza", en el "quiero creer", "necesito creer", "me niego a ver lo que me defrauda" y demás argumentos esperanzadores, porque la vida se encargará tarde o temprano de bajarnos de las alturas.
Aceptar las disgresiones intelectuales de otro no es el fuerte del día y puede ser el defecto que tengamos que enfrentar cuando hablemos con alguien más, escuchemos sus opiniones o intercambiemos ideas.
Nuestra consciencia, ánimus o claridad, debe enfocarse en resolver aquellas creencias que hayan ido más allá de lo razonable en nuestra vida cotidiana, iluminando automatismos que desde el pasado nos han condicionado para ver el lado que queremos ver influenciados por nuestras necesidades, sin tomar en cuenta que existen serias objeciones a las cuales atender.
Aprender acerca de nuestras creencias, pasar por un tamiz razonable nuestra mirada sobre ideologías, religión o el sentido de la propia existencia es una condición para no chocar con los demás por este mismo motivo. La cabeza fría, la lectura lineal, debe complementarse con las mayores aspiraciones y eso amortiguará discusiones o separaciones a causa de discrepancias ideológicas.
Recuerda que el otro tiene parte de las razones que se te han perdido.
Con la Luna llena estas cualidades se iluminan, se desbordan y llegan al paroxismo, ese lugar en el que hay que detenerse si uno no quiere dar un paso demasiado grande que sobrepase las posibilidades por un exceso de fe en el futuro.
Para esta Luna, la gran dificultad es esa parte de la vida en donde las cosas son como son a lo Saturno: limitantes, jodidas, ásperas, carentes de sonrisa, a cara de traste, de hueso flaco y humor seco. Ante ese panorama, la doncella blanca en el Signo del Arquero dice: "y bueno, ya se le pasará!. Y proponiendo mirar la estrella que está allá arriba de la montañaaaaa!"... cambia de tema y se hace la distraída.
Será ese extremo de negación lo que puede dictar el NO VA MÁS y la culminación de una conversación, de un diálogo, comunicado o pensamiento que pide iluminarse a través de razones y no de creencias. Ya no es posible seguir adelante basados únicamente en el "hay que tener confianza", en el "quiero creer", "necesito creer", "me niego a ver lo que me defrauda" y demás argumentos esperanzadores, porque la vida se encargará tarde o temprano de bajarnos de las alturas.
Aceptar las disgresiones intelectuales de otro no es el fuerte del día y puede ser el defecto que tengamos que enfrentar cuando hablemos con alguien más, escuchemos sus opiniones o intercambiemos ideas.
Nuestra consciencia, ánimus o claridad, debe enfocarse en resolver aquellas creencias que hayan ido más allá de lo razonable en nuestra vida cotidiana, iluminando automatismos que desde el pasado nos han condicionado para ver el lado que queremos ver influenciados por nuestras necesidades, sin tomar en cuenta que existen serias objeciones a las cuales atender.
Aprender acerca de nuestras creencias, pasar por un tamiz razonable nuestra mirada sobre ideologías, religión o el sentido de la propia existencia es una condición para no chocar con los demás por este mismo motivo. La cabeza fría, la lectura lineal, debe complementarse con las mayores aspiraciones y eso amortiguará discusiones o separaciones a causa de discrepancias ideológicas.
Recuerda que el otro tiene parte de las razones que se te han perdido.
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