VENUS Y NEPTUNO: DESILUSIONARSE DE LAS PROPIAS FANTASÍAS
Para hacer una pequeña reseña, Venus es quien representa la felicidad en compañía de aquellos a los que admiramos y deseamos tener cerca, ya sea por su belleza o por los atributos que ellos encarnan y a los cuales consideramos sumamente valiosos.
Si bien solemos relacionar automaticamente a la palabra "venusino" como el amor, la esfera de Venus se conecta más con el deleite de los sentidos, la atracción sensual, lo que nos hace valiosos y también felices: la compañía, las caricias, los besos, la armonía física y todo aquello que, resultándonos atrayente, despierte en nosotros las más preciadas sensaciones de placer, sea a través del intelecto, de la inspiración, el cuerpo o la emoción.
Las posibilidades de vibrar al compás de una experiencia venusina, la podemos experimentar, con mayor o menor intensidad, en el día a día, en el ámbito de lo cotidiano incluso al oler el aroma de una flor..., aunque muchas veces no reparemos que un bello perfume nos estimula positivamente el olfato evocando quizá un nombre, una poesía o un jardín o simplemente nos resulta una experiencia de lo más agradable.
Por otra parte, Neptuno encarna la eterna añoranza por el paraíso perdido. Y si nos preguntamos cual es el lugar del cual obtenemos la referencia que despierta en nosotros la sensación de haber perdido algo inigualable, ese lugar se relaciona de inmediato con las aguas uterinas o en el estado en el que todo se transforma en un limbo en el cual flotamos, allí en donde se puede vivienciar el todo, la infinitud y la perfección del sentimiento "oceánico" sin estar a merced de los estímulos de la carne .
Por este motivo, si Venus contacta con Neptuno, -y somos de carne y hueso-, estamos predispuestos a encontrar el amor en un cuento de hadas, en algún jardín del Edén y por ello en todo aquello que sugiera un imposible, algo inalcanzable o poseedor de cualidades tan "fuera de lo común"que pareciera que en lugar de estar apreciando a un ser humano, nos hemos encontrado con alguien lleno de atributos de otro mundo.
El amor (Venus) visto a través de los ojos de Neptuno, nos recuerda a enamorarnos de un dios, y siempre que se coloca a alguien o a una relación en ese nivel, su destino es la desilusión. No estamos mirando las cosas de modo realista y es muy probable que en algún momento, se pinche la burbuja que hemos inflado.
Ya sea porque veamos al otro rebajado a un pobre infeliz como enlatecido al status de un semidios, en ambos casos, estamos con el foco desenfocado.
No es un tiempo para iniciar relaciones y existe la posbilidad de sentirnos muy lejos de ser objetivos reSpecto incluso de nuestra autovaloración. Todo esto con el objetivo de aprender que muchas veces intentamos validarnos a través de la mirada del otro sin haber formado primero un sentimiento personal real de amor y aprecio a uno mismo. No te engañes y nadie te engañará. Si en este momento te desilusionas, será solo el producto de un exceso de haber inflado las fantasías.
Si bien solemos relacionar automaticamente a la palabra "venusino" como el amor, la esfera de Venus se conecta más con el deleite de los sentidos, la atracción sensual, lo que nos hace valiosos y también felices: la compañía, las caricias, los besos, la armonía física y todo aquello que, resultándonos atrayente, despierte en nosotros las más preciadas sensaciones de placer, sea a través del intelecto, de la inspiración, el cuerpo o la emoción.
Las posibilidades de vibrar al compás de una experiencia venusina, la podemos experimentar, con mayor o menor intensidad, en el día a día, en el ámbito de lo cotidiano incluso al oler el aroma de una flor..., aunque muchas veces no reparemos que un bello perfume nos estimula positivamente el olfato evocando quizá un nombre, una poesía o un jardín o simplemente nos resulta una experiencia de lo más agradable.
Por otra parte, Neptuno encarna la eterna añoranza por el paraíso perdido. Y si nos preguntamos cual es el lugar del cual obtenemos la referencia que despierta en nosotros la sensación de haber perdido algo inigualable, ese lugar se relaciona de inmediato con las aguas uterinas o en el estado en el que todo se transforma en un limbo en el cual flotamos, allí en donde se puede vivienciar el todo, la infinitud y la perfección del sentimiento "oceánico" sin estar a merced de los estímulos de la carne .
Por este motivo, si Venus contacta con Neptuno, -y somos de carne y hueso-, estamos predispuestos a encontrar el amor en un cuento de hadas, en algún jardín del Edén y por ello en todo aquello que sugiera un imposible, algo inalcanzable o poseedor de cualidades tan "fuera de lo común"que pareciera que en lugar de estar apreciando a un ser humano, nos hemos encontrado con alguien lleno de atributos de otro mundo.
El amor (Venus) visto a través de los ojos de Neptuno, nos recuerda a enamorarnos de un dios, y siempre que se coloca a alguien o a una relación en ese nivel, su destino es la desilusión. No estamos mirando las cosas de modo realista y es muy probable que en algún momento, se pinche la burbuja que hemos inflado.
Ya sea porque veamos al otro rebajado a un pobre infeliz como enlatecido al status de un semidios, en ambos casos, estamos con el foco desenfocado.
No es un tiempo para iniciar relaciones y existe la posbilidad de sentirnos muy lejos de ser objetivos reSpecto incluso de nuestra autovaloración. Todo esto con el objetivo de aprender que muchas veces intentamos validarnos a través de la mirada del otro sin haber formado primero un sentimiento personal real de amor y aprecio a uno mismo. No te engañes y nadie te engañará. Si en este momento te desilusionas, será solo el producto de un exceso de haber inflado las fantasías.
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