LA SUPERLUNA INVISIBLE: LUNA NUEVA DE OCTUBRE
Mientras la Luna sigue transitando lo más cerca que puede de la Tierra para mostrarse de un tamaño superior al que nos acostumbra la mayor parte del tiempo, llegamos al momento de Luna Nueva este 30/10/2016.
Oscurecida por ubicarse entre la Tierra y el Sol, la superluna oculta ahora su disco a la vista de los que habitamos aquí abajo, señalando por otra parte, que durante esta fase no existe nada que pueda verse con los ojos físicos.
Parados en un bosque y sin la luz lunar, podríamos comprender lo que se siente al ni siquiera poder distinguir entre siluetas:
la de una rama de un árbol con una serpiente,
la de un arbusto con un oso,
la de una diferencia en el terreno con un foso,
la de una piedra con un animal de filosos dientes.
Y es que en Escorpio, las imágenes que despierta el novilunio, no son de las más fáciles de afrontar justamente por pertenecer al reino de lo reprimido, lo oculto, lo misterioso y de lo que solemos apartar del pensamiento para no vernos frente a los fantasmas que pueblan los sueños o las vigilias oscuras.
Por supuesto, esta es la energía que nos empuja casi compulsivamente a buscar respuestas en el ocultismo, a atravesar las espesas capas de olvido en el diván, a hallar sentido a una masa amorfa tal como en las sombras, las manchas de humedad o los tests de Roscharch y poder así encontrar algo conocido en lo desconocido.
Hablando de hablar, a este momento celeste se le agrega Mercurio, cuya guía auditiva se hará necesaria en este trayecto ensombrecido en el necesitaremos distinguir una brisa agitando ramas de un cocodrilo arrastrándose por el pantano.
Junto al Sol y a la Luna, el dios alado intentará decodificar y otorgar sentido a lo que se escuche, se lea, se diga o se vea como gesto en el rostro de alguien que quizá no mueva un músculo mientras nos clava los ojos. El traductor mental tendrá que buscar palabras para algunas emociones complejas, cuidando muy bien sus pasos para no ser visto mientras hurga en el fondo de los significados.
Entre otros efectos, podremos asistir al mutismo pertinaz de alguien que no revelará un secreto, silenciando información confidencial, indagando profundamente en fuentes prohibidas, profundas, invisibles o difícilmente accesibles para hallar respuestas. Como efecto paralelo, es posible que en lo que digamos o pensemos, exista mucho más de lo que querramos o no querramos expresar.
Aquí Mercurio es mejor investigador y sincericida que mero receptor de palabras. Nada conservará su sentido original en una frase o en un contexto, ya que si algo se dice, comunica o sabe en el ámbito del escorpión, es que nada es completo y todo tiene un doble y profundo fondo no comprendido.
Es de esperar por lo tanto, que no digamos ni escuchemos todo lo que es esperable, y que la verdad y la mentira, tal como sucede cuando hurgamos en las fuentes más hondas del ser, tendrán una pequeña diferencia que puede causar máximos efectos.
En síntesis, el Sol, la Luna y Mercurio en el superplenilunio, nos ponen en contacto con contenidos que se hallan a gran profundidad, escondidos y listos para revelar información, emociones y conocimiento que no es asequible a simple vista. Algo comienza a gestarse que saldrá a la luz de una mayor claridad para la próxima Superluna Llena y nos dejará ver en macrografía lo que hoy se expresa en micrografía.
Un Signo que todos reconocemos por su contacto con los secretos pero también con lo inconoscible a primera vista, deja caer en esta Luna Nueva una semilla que al tiempo que cae, finaliza un capítulo o cierra en un desenlace, abre la puerta a resurgir o construir algo a partir de un estado anterior que finaliza.
Tiempo de honda transformación en el pensamiento, en la sensibilidad y en la consciencia.
Oscurecida por ubicarse entre la Tierra y el Sol, la superluna oculta ahora su disco a la vista de los que habitamos aquí abajo, señalando por otra parte, que durante esta fase no existe nada que pueda verse con los ojos físicos.
Parados en un bosque y sin la luz lunar, podríamos comprender lo que se siente al ni siquiera poder distinguir entre siluetas:
la de una rama de un árbol con una serpiente,
la de un arbusto con un oso,
la de una diferencia en el terreno con un foso,
la de una piedra con un animal de filosos dientes.
Y es que en Escorpio, las imágenes que despierta el novilunio, no son de las más fáciles de afrontar justamente por pertenecer al reino de lo reprimido, lo oculto, lo misterioso y de lo que solemos apartar del pensamiento para no vernos frente a los fantasmas que pueblan los sueños o las vigilias oscuras.
Por supuesto, esta es la energía que nos empuja casi compulsivamente a buscar respuestas en el ocultismo, a atravesar las espesas capas de olvido en el diván, a hallar sentido a una masa amorfa tal como en las sombras, las manchas de humedad o los tests de Roscharch y poder así encontrar algo conocido en lo desconocido.
Hablando de hablar, a este momento celeste se le agrega Mercurio, cuya guía auditiva se hará necesaria en este trayecto ensombrecido en el necesitaremos distinguir una brisa agitando ramas de un cocodrilo arrastrándose por el pantano.
Junto al Sol y a la Luna, el dios alado intentará decodificar y otorgar sentido a lo que se escuche, se lea, se diga o se vea como gesto en el rostro de alguien que quizá no mueva un músculo mientras nos clava los ojos. El traductor mental tendrá que buscar palabras para algunas emociones complejas, cuidando muy bien sus pasos para no ser visto mientras hurga en el fondo de los significados.
Entre otros efectos, podremos asistir al mutismo pertinaz de alguien que no revelará un secreto, silenciando información confidencial, indagando profundamente en fuentes prohibidas, profundas, invisibles o difícilmente accesibles para hallar respuestas. Como efecto paralelo, es posible que en lo que digamos o pensemos, exista mucho más de lo que querramos o no querramos expresar.
Aquí Mercurio es mejor investigador y sincericida que mero receptor de palabras. Nada conservará su sentido original en una frase o en un contexto, ya que si algo se dice, comunica o sabe en el ámbito del escorpión, es que nada es completo y todo tiene un doble y profundo fondo no comprendido.
Es de esperar por lo tanto, que no digamos ni escuchemos todo lo que es esperable, y que la verdad y la mentira, tal como sucede cuando hurgamos en las fuentes más hondas del ser, tendrán una pequeña diferencia que puede causar máximos efectos.
En síntesis, el Sol, la Luna y Mercurio en el superplenilunio, nos ponen en contacto con contenidos que se hallan a gran profundidad, escondidos y listos para revelar información, emociones y conocimiento que no es asequible a simple vista. Algo comienza a gestarse que saldrá a la luz de una mayor claridad para la próxima Superluna Llena y nos dejará ver en macrografía lo que hoy se expresa en micrografía.
Un Signo que todos reconocemos por su contacto con los secretos pero también con lo inconoscible a primera vista, deja caer en esta Luna Nueva una semilla que al tiempo que cae, finaliza un capítulo o cierra en un desenlace, abre la puerta a resurgir o construir algo a partir de un estado anterior que finaliza.
Tiempo de honda transformación en el pensamiento, en la sensibilidad y en la consciencia.
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