NO HAY MAL QUE POR BIEN, NO VENGA: EL RECTÁNGULO MÍSTICO

El cielo presenta una variedad de energías en las que a partir del despliegue del plenilunio, se pueden distinguir varios focos.

El principal es obvio que pertenece a la máxima distancia entre el Sol y la Luna, marcándose  así dos puntos de vista contrarios pero no necesariamente antagónicos, saliendo de esa misma oposición una cantidad de trígonos y sextiles que terminan por cerrar una configuración llamada "Rectángulo Místico".

Es cierto que muchas veces dichos opuestos, -que forman parte de dicha alineación-, parecen ser situaciones complejas e irreconciliables, pero como se unen entre sí por aspectos armónicos, se puede decir que el lema es "no hay mal que por bien no venga".

La tensión que en un principio hace que salgan chispas, puede generar caminos alternativos que sean vías de solución para zanjar diferencias y hasta beneficiarnos o sacar alguna ventaja.

Por ej. podríamos dar el ejemplo de un alumno (Géminis) que, enojado con el maestro que lo coarta, le pone límite o baja nota (Sagitario), discute con él acerca de su actitud, frialdad, distancia, poca predisposición al intercambio o inflexibilidad.

Si tenemos como guía a alguien que nos ha defraudado o nos representa algún tipo de bloqueo, en lugar de seguir chocando con dicho maestro, podríamos buscar un camino mucho más individual o quizá autodidacta, -trígono a Urano-, ensayar el cortar con lo tradicional y lanzarnos a estudiar en grupo con Marte en Acuario; abrirnos a otras formas de incrementar conocimiento con Júpiter, o incluso buscar otro maestro en un libro o una fuente interna de conocimiento que nos obligue a ponernos a prueba (Mercurio en Capricornio).

En todo este examen, también podríamos descubrir que nuestra disconformidad deriva en realidad del miedo a "recibirnos", a asumir un lugar de responsabilidad por los propios conocimientos/creencias/posición/ideología/punto de vista y en definitiva, entender que lo que nos disgusta, es tener que hacernos cargo del lugar que nos tocara ocupar, si llegásemos a madurar como se nos pide.

Si utilizamos todas las salidas que ofrece el rectángulo místico que se forma entre Urano, la Luna, Júpiter y el Sol pegadito a Saturno, podremos encontrar que no hay nada que pase porque sí: los conflictos nos ponen no solo frente a nosotros mismos y nuestros miedos, sino frente a las herramientas que podemos utilizar para crecer: un poco de creatividad, un poco de desapego, un poco de aventura y un poco de rebeldía, son los ingredientes que va a tener esta fórmula que bien utilizada, puede darnos una muestra de lo que significa la "oportunidad" de convertir un obstáculo en ventaja

En tus manos está el potencial de generar cambios a partir de una energía que se autopropulsa.

Toma otro camino y encontrarás lo que no imaginabas que buscabas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MARTE, PLUTÓN Y NEPTUNO

Antes y desués

Psicoastrologuía: Mercurio retrógrado febrero de 2020