VENUS, LUNA, SATURNO Y NEPTUNO: MIEDOS Y SOLEDADES
La Luna entra en contacto tenso con Neptuno y Venus con Saturno. Digamos que no es el mejor clima afectivo porque la soledad puede sentirse de modo agudo y especialmente melancólico.
Siendo Venus la representante de nuestras relaciones y la Luna de nuestras emociones, se nos hará un poco difícil poder sentirnos contenidos o bien acompañados. La tendencia es a observar la vida como si fuese un páramo en donde nadie nos comprende o nos quiere.
Por otra parte, podríamos tener un estado afectivo tal que pareciera que todo nos resbala, dando respuestas escasas y muestras escuetas de sentimiento por estar muy encerrados en la autocompasión y generando con nuestra actitud la huida de los otros.
Seamos nosotros o sean los otros los "fríos" o "abandónicos" del asunto, estos contactos nos hacen tomar contacto con esa forma de valorarnos y valorar nuestros vínculos: no es bueno disfrazar la realidad y menos evitar el temor que nos da la intimidad. Si no podemos ver lo que nos atemoriza y nuestro rol de martir pasivamente aceptado, estaremos fomentando una pena que se desvanecería si nos hiciésemos responsables de valernos poco y apreciar menos lo que somos y lo que tenemos.
Podrían existir pérdidas afectivas reales que nos enfrenten al dolor y nos exijan atravesar un paréntesis emocional. El mensaje de fondo es enfrentarnos al miedo y al vacío. Eso es usualmente algo llamado "malo", pero es solo atravesando el duelo como logramos el día de mañana, valorar mucho más el tiempo presente antes que el pasado y el futuro.
Siendo Venus la representante de nuestras relaciones y la Luna de nuestras emociones, se nos hará un poco difícil poder sentirnos contenidos o bien acompañados. La tendencia es a observar la vida como si fuese un páramo en donde nadie nos comprende o nos quiere.
Por otra parte, podríamos tener un estado afectivo tal que pareciera que todo nos resbala, dando respuestas escasas y muestras escuetas de sentimiento por estar muy encerrados en la autocompasión y generando con nuestra actitud la huida de los otros.
Seamos nosotros o sean los otros los "fríos" o "abandónicos" del asunto, estos contactos nos hacen tomar contacto con esa forma de valorarnos y valorar nuestros vínculos: no es bueno disfrazar la realidad y menos evitar el temor que nos da la intimidad. Si no podemos ver lo que nos atemoriza y nuestro rol de martir pasivamente aceptado, estaremos fomentando una pena que se desvanecería si nos hiciésemos responsables de valernos poco y apreciar menos lo que somos y lo que tenemos.
Podrían existir pérdidas afectivas reales que nos enfrenten al dolor y nos exijan atravesar un paréntesis emocional. El mensaje de fondo es enfrentarnos al miedo y al vacío. Eso es usualmente algo llamado "malo", pero es solo atravesando el duelo como logramos el día de mañana, valorar mucho más el tiempo presente antes que el pasado y el futuro.
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