EL INGRESO DE LA LUNA AL SIGNO DE CÁNCER

La Luna determina nuestro estado anímico, nuestras reacciones emocionales, automáticas, inconscientes, la búsqueda de un lugar donde sentirnos protegidos y es por ello que en Astrología está asociada al arquetipo de LA MADRE.

En Cáncer, el Signo "casa" donde la Luna rige, se puede sentir resaltada la tendencia a apapacharnos, a quedarnos en casa, (nuestra ostra), visitar a la familia (la ostra original), o en su defecto a mirar fotos, llenarnos de recuerdos y sentir que en el fondo, nunca hemos crecido.  Vuelven a la memoria emocional actitudes que automáticamente y sin pensar, nos calman; desde llevarnos un pan a la boca hasta hamacarnos en la silla tal como se hamacan los bebés en la mecedora. ¿Acaso no tienen forma de cuenco todas las cosas que se balancean como los brazos de una madre cuando consuela a su bebé?.

La comida tipo sopa o puchero, -ese caldo donde se unen los diferentes sabores de los componentes-miembros familiares-, es la metáfora de la forma en que el sentimiento une; aunque por supuesto, demasiada unión puede impedir el crecimiento hacia la individualidad quedándonos en el estadío de la pertenencia. Coma sopa, salsa o puchero, pero no tanto que indigeste.
La Luna en Cáncer es una mamá que va corriendo con el saquito detrás de su hijit@ de 50 años y la que aún con pelos en las piernas,  dirá que es lo que tienes que hacer. De ahí el dicho "Madre hay una sola y justo me tocó a mí".

En fin, son dos días y unas horas en las que por algún lado se filtra un anhelo de recobrar algo que quedó en el pasado o que nos sirvió de contención emocional. Como son gestos imperceptibles para la consciencia, aquí describí algunos pocos, pero en el fondo de cada experiencia, existirá la búsqueda de una manito que acaricie la mollera cuando estemos inquietos.

-Moso!, puré de papas para dos!
(Ah, no te dije que me encantaba el puré de mi mamá?)