INGRESÓ LA LUNA AL SIGNO DE CÁNCERE

En el fondo de las aguas hay una ostra. Esas valvas blanquecinas tuvieron que sanar una herida de arena que se les filtró en la blandura de su interior. Con el tiempo, -se ve que su Signo opuesto Capricornio le enseñó el arte de la espera-, recubrió ese grano arenoso con capas y capas de nácar hasta convertir su dolor en perla.

Por eso, los días en que la Luna ingresa al Signo de Cáncer, podríamos detectar pequeñas cosas que con el transcurso de las horas, los días, los meses y también los años, podrían volverse una joya natural y preciada. La más conocida de ellas, son los hijos que a través de un proceso de 9 meses, van de huevito a humano, nutriéndose y formando sus cuerpitos capa a capa hasta volverse perla, salir y encontrar que nuevamente han quedado protegidos por  mamá, que de un nuevo modo,sigue siendo su valva, su cuna y su Luna.

De este modo, el Signo de LA MADRE, nos va formando inconscientemente el concepto de hogar y de seguridad. Sobre todo, a esa que se acude cuando algo nos lastimó y necesitamos capas de nácar, Eso sí, hay que tener cuidado de no abusar del recurso, porque mucho tiempo dentro de esos caparazones cancerianos, no nos dejan crecer y llegar a adultos.

Dos días más para tener cuidado de simplemente no "refugiarnos", sino aprender a ser refugio. El caracol lleva su casita sobre el lomo y no le pesa. Así tendríamos que llevar el alma: liviana, sin peso y con la seguridad de que también funciona de escudo cuando algo nos hiere.

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