LLEGAMOS AL CUARTO MENGUANTE

 En tanto que el Sol nos enfoca en las razones a las que podemos arribar a través de la lógica y el pensamiento objetivo, la Luna no precisa entender sino guiarse por las emociones. 

De este modo,  se produce una tensión interna ó externalizada en cualquier situación, entre lo que sentimos y lo que dicta la razón, llevando a desacuerdos, intercambios imposibles y en algunos casos, el quiebre o la modificación de una escena cualquiera. 

Los que se identifiquen más con el Elemento Aire, esgrimirán conceptos claros, fríos y ordenados por la esfera mental, pero las personas afines al Agua,  aceptará con mayor nitidez el trasfondo invisible, los miedos, los temores o cualquier emoción que se desdice por debajo de la lógica. 

Allí donde creamos no saber, es posible que inconscientemente sintonicemos con algo que si bien no tiene explicación, mueve cuerdas que vibran como ciertas. 

No siempre las contradicciones son bienvenidas, pero si intentamos ir más allá del ego, podremos encontrar reacciones el la sin razón que proyectamos en los demás. 

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