CUARTO CRECIENTE DE LA LUNA

Estamos en la mitad del ciclo que lleva a la Luna Llena. Desde el último eclipse, -Luna Nueva que inauguró este período de lunación-, podemos decir que el crecimiento de la Luz lunar no se hace fácil de asimilar en las experiencias cotidianas.

Por más pequeños que sean los problemas que tengamos que enfrentar, los sentimos como si fuesen una molestia absoluta que nos pone en contradicción y nos eleva la disconformidad, la queja y la irritabilidad, motivo por el cual no nos llevamos bien ni con la cuñada, ni con nuestros colaboradores ni con la noción de fe, ni con el compañero de trabajo.

En general, gracias a que los Signos en que esto se produce son Virgo y Sagitario, chocamos contra las paredes cuando no logramos decidir si lo que estamos viendo es un campo de problemas o se trata de una piedrita que nos ocasiona un sinfín de trabas.

El que crea que los obstáculos provienen de la ausencia de justicia, -o de un dios o de una vida injusta-, se sentirán molestos con los que crean que el mal del mundo es ocasionado por las ideologías, la falta de fe y el modo en que pensamos los grandes temas de la vida. Por el otro lado, el que crea que sus dramas provienen de esperar todos los días el mismo colectivo que nunca llega temprano para ir al trabajo, verá con disgusto al que le ruega a dios que le solucione los problemas. Lo que sale mal no es culpa de ningún dios, sino del hombre que es vago, desprolijo y no hace las cosas como tienen que ser.

Los dos tienen razón, pero sus puntos de partida en el análisis de las cosas, son tan diferentes que es difícil que se pongan de acuerdo.

No obstante, no hay que esperar hallar el conflicto afuera. Dentro de uno mismo pueden existir dos versiones (o más), acerca de un mismo tema, incluso sin que seamos muy conscientes de que somos o estamos contradictorios.

Por hoy, piénselo bien. Va a darse cuenta de que muchas veces, lo que discute con otro, proviene de una pelea interna. 

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