EL SOL Y KIRÓN: PARA UNIR FUERZAS O SEPARARLAS
Tenemos unos días para observar, escuchar o vivir el contacto Sol/Kirón.
El Sol es un maestro pero feliz de ser quien es. Es el fuego que irradia, transmite, da vida y siempre empuja hacia adelante.
Kirón no ha tenido tanta suerte con la eternidad, -cualidad que en cierto modo también simboliza el Sol en forma de trascendencia-, ya que su dolor por vivir es tan grande, que prefirió canjear su inmortalidad por la finitud, cosa que llegue el día en que todo termine y el sufrimiento se aleje.
Por ende, son momentos en los que nos podemos enfrentar a personas que comparadas con nosotros, tienen chispa, dan aliento, son totalmente personales. llenas de vida y motivos para seguir adelante. Pero también podríamos ocupar el lugar del que ve en el otro a un ser doliente, de gran sabiduría y de enorme capacidad para dar, pero quebrado por las circunstancias que no lo dejan mirar con optimismo al mañana.
Entre ambos, puede generarse complementariedad o extrema polarización, es decir, que en un caso podríamos identificar en qué ocasiones hemos ocupado ese lugar, -si es que alguna vez nos ha sucedido-, que hemos aprendido y en qué podemos ahora asistir a quien atraviesa un dolor. O de lo contrario, seguir en nuestro pequeño mundo sin entender que en algún momento, todos caemos en el sinsentido y no podemos responder a la pregunta ¿para qué?.
Personas o situaciones que nos dan un bajón, nos ponen delante a la depresión, la locura, un sueño inalcanzable, una quimera o un delirio. Un momento en el que podemos tomar consciencia de que no siempre que podemos estar en ese otro lugar, -el luminoso o el doloroso-, ya que hay miles de cosas que se contagian aún por medio de las emociones o la pena.
Quizá Apolo, haría una hermosa canción. Quizá Kirón, podría ser el espejo en donde conseguir compasión para esas heridas que no parecen cerrar nunca: busca consejo en quien el dolor no haya dejado solo dolor sino sabiduría. A los que insisten en la queja, lamentablemente no hay forma de inspirar ni sanar.
El Sol es un maestro pero feliz de ser quien es. Es el fuego que irradia, transmite, da vida y siempre empuja hacia adelante.
Kirón no ha tenido tanta suerte con la eternidad, -cualidad que en cierto modo también simboliza el Sol en forma de trascendencia-, ya que su dolor por vivir es tan grande, que prefirió canjear su inmortalidad por la finitud, cosa que llegue el día en que todo termine y el sufrimiento se aleje.
Por ende, son momentos en los que nos podemos enfrentar a personas que comparadas con nosotros, tienen chispa, dan aliento, son totalmente personales. llenas de vida y motivos para seguir adelante. Pero también podríamos ocupar el lugar del que ve en el otro a un ser doliente, de gran sabiduría y de enorme capacidad para dar, pero quebrado por las circunstancias que no lo dejan mirar con optimismo al mañana.
Entre ambos, puede generarse complementariedad o extrema polarización, es decir, que en un caso podríamos identificar en qué ocasiones hemos ocupado ese lugar, -si es que alguna vez nos ha sucedido-, que hemos aprendido y en qué podemos ahora asistir a quien atraviesa un dolor. O de lo contrario, seguir en nuestro pequeño mundo sin entender que en algún momento, todos caemos en el sinsentido y no podemos responder a la pregunta ¿para qué?.
Personas o situaciones que nos dan un bajón, nos ponen delante a la depresión, la locura, un sueño inalcanzable, una quimera o un delirio. Un momento en el que podemos tomar consciencia de que no siempre que podemos estar en ese otro lugar, -el luminoso o el doloroso-, ya que hay miles de cosas que se contagian aún por medio de las emociones o la pena.
Quizá Apolo, haría una hermosa canción. Quizá Kirón, podría ser el espejo en donde conseguir compasión para esas heridas que no parecen cerrar nunca: busca consejo en quien el dolor no haya dejado solo dolor sino sabiduría. A los que insisten en la queja, lamentablemente no hay forma de inspirar ni sanar.
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