MERCURIO, JÚPITER Y PLUTÓN

Mercurio empieza a separarse apenas de Júpiter y va hacia Neptuno. Digamos que la mente tiene a la mano un par de elementos que son la intuición y el acceso al inconsciente, sumando esto a la profundidad a la que debe someterse el psicopompo alado para ordenar el pensamiento y desenmascarar lo que oculta a los demás o se oculta a sí mismo.

Como siempre, en el cielo no hay nada ni bueno ni malo. Las cosas SON como SON y los planetas representan exactamente eso: capacidad para ver más allá, captar frecuencias subliminales que calen hondo en las creencias de cada uno y creer que somos racionales mientras somos hondamente perceptivos, detectivescos y algo brujos.

Son días para conversar de temas como la muerte, el más allá, lo esotérico, las distintas terapias, las disecciones, también pueden ser autopsias, -cosa a la que por Argentina al menos, es un tema que está en la primera plana de todos los noticieros-, y junto con ello, todo lo que nos podría dar una perspectiva más comprensiva del dolor humano pero también de la capacidad de reconocer que muchas veces es "muriendo" cuando algo o alguien se hace más presente.

El famoso efecto "muerte y resurrección", no siempre tiene que ser algo tétrico, puesto que también podríamos indagar acerca de filosofías que se acercan a lo místico de un modo especial: encontrar a alguien que nos "penetra" como si nos estuviera leyendo la mente y el por qué pensamos así, hallar algún tipo de gurú, leer palabras que nos abren los ojos a una realidad invisibe y escuchar más allá de lo audible.

Mercurio Neptuno, -no dejemos aún a Júipiter de lado-, tiene palabras generosas que pueden "adormecer" o "anesteciar", pero también pueden llevarnos a ponernos en el lugar del otro.

Visión más allá de lo observable. Capacidad para desenmarañar misterios, inconsciente que se filtra, palabras que se escapan, información que pasa a través de pequeñas grietas invisibles.

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