EL SOL, SATURNO, EL KARMA Y LAS LUCES NAVIDEÑAS

Cuando llega Navidad, comienza la época de regalos y obligaciones. Una mezcla que proviene del rejunte de las míticas fiestas Saturnales (Saturnalia en latín),  con la posterior intervención del catolicismo que para desterrar dicha festividad pagana de lujuria y excesos, instauró el culto al más solar y luminoso Jesús de Nazaret. 
Si tomamos en cuenta que en el hemisferio Norte es el día mas corto y oscuro del año y en el sur el más largo y luminoso, vemos como la luz y la oscuridad se simbolizan en la conjunción Sol/Saturno que hemos inaugurado ayer y que sigue vigente hoy y unos días más.
Ud. cree que es casualidad esta fiesta de pesadas obligaciones y grandiosos festejos?
En aquellos tiempos, la celebración comenzaba con un sacrificio, seguido de un banquete público con intercambio de regalos y desenfreno, cosa que fué reemplazada luego con el nacimiento de un niño que más tarde se sacrificaría en una cruz y que nos recuerda el dolor de la vida encarnada en un cuerpo finito que un día perece.
Ya sea que  tomemos a este festejo como las viejas saturnales o como las modernas navidades, uno siempre anda entre la obligación y el sacrificio de cumplir con la tía Beba, la suegra Coca, la cuñada Tita y toda la parentela factible de ofenderse, mezclando el amargor de lo obligatorio con los postres, la bebida y las mesas llenas de lo que no va a volver a comer en todo el año, no parece haber cambiado mucho el simbolismo de esta festividad. No hay luces ni arbolito sin tragarse algún sacrificio, incluyendo el del cordero que a fin de año se vende más que las botellas de agua.
Es común empeñarse en regalar lo que no se tiene y atiborrar la mesa, ya que entre otras cosas, es un modo de recordar que el resto del año será arduo y que deberemos seguir cumpliendo con nuestro infatigable trabajo. No obstante, otra parte de la festividad, consistía en la liberación de algunos esclavos, muchos de los cuales tomaban el lugar de sus amos y viceversa, recordándonos que la vida es una rueda de causas y efectos, lo que en general conocemos como Karma.   
Obviamente, la iglesia tuvo que lidiar mucho para sustituir estas celebraciones paganas de relajo de normas, festejos con sexo, droga y rock and roll, para implantar el culto al Sol, el Jesús de Nazareth. Pero la astrología está aquí para ver como con sotanas o sin ellas, el cielo nos muestra la luz y la oscuridad de mil modos distintos y simbólicos: la eterna repetición que en distintos tiempos (Saturno) y bajo la misma luz (Sol), vuelven cada años a recordarnos que al día le sucede la noche, a la vida la muerte, a la oscuridad la luz. 
Sigue existiendo el sacrificio, -tanto de corderos como de los que no pueden gastar y gastan-, los desenfrenos que aparecen como hartazgo de un año lleno de obligaciones y el intercambio de lugares que antes tenían los viejos (Saturno), por sus hijos ahora más jóvenes (Sol), en edad de organizar la fiesta.
Que tengan Uds. el mejor intercambio de rayos de Sol con rayos de Saturno y recuerde que lo que está festejando en realidad, es el momento en que los días se alargan para unos y se acortan para otros, se intercambian los lugares de los papás que antes organizaban las fiestas, por nuestro actual rol de organizadores, se reafrirma la rueda de la vida en la que unos se liberan y otros se esclavizan y aún si cambiamos de era, en el fondo, estaremos festejando el solsticio de verano o de invierno, -según el hemisferio en el que vivamos-, en el que la posición del Sol nos indica la plenitud o la decrepitud. 

Todo lo que sube baja, todo lo que nace muere y todo lo que hacemos, vuelve. Haz lo mejor que puedas!

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