Con todo esto de la revolución de las mujeres, -a pesar de los hombres que definen esto como feminismo, feminazismo y no como lo que es, una lucha para que dejen de tomarnos como mano de obra barata, hacedoras de cosas de la casa, junta calzoncillos, cocineras, limpiadoras, fregadoras de todo lo que dejan sucio en el fregadero, en la bañera, en el piso y en las cenizas que vuelan de los cigarrillos al mantel, al piso o al aire o directamente un objeto para meter en la trata o matar si se cree con humos y libertad suficiente para alejarse de la fuente tóxica del macho-, tenemos que empezar a poner la lupa en un fenómeno que describí hace mucho aquí.
MARTE, PLUTÓN Y NEPTUNO
A todos nos gusta leer las cosas buenas que el cielo depara, pero hoy hay que tomar contacto con una configuración de "armas tomar y esconder". Neptuno, Plutón y Marte se alinean para producir un modo de actuar secreta e invisiblemente, extirpando, destruyendo, aniquilando, disolviendo y reconstruyendo aquello que ya no sirve para crecer. Marte, como planeta representante de la acción, la agresión y los metales, puede aportar impulso para utilizar el bisturí de un cirujano que atraviesa carne y músculo o el puñal de un asesino que hace lo mismo pero con otro fin. La energía es idéntica, pero todo dependerá de que quien la use, elija cual de las dos formas seguir para trasmutar un estado de cosas. Sea que quite la vida de alguien a través de la agresión, o sea que la sublimación lleve esta energía hacia fines sociales aceptados, (cirugía), el resultado será una acción que cambie el estado de las cosas, sea porque de vivo se pasa a muerto, o de tumoral se pase a sin tumor.
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